Reflexiones De Una Guionista despide el año recibiendo el
Gracias a los amigos que me lo han concedido y gracias a todos los que os pasáis por aquí de vez en cuando a leer, saludar, comentar, mirar...
¡Feliz 2012 a todos!
Comentarios sobre guión, cine, series de televisión y temas relacionados con los audiovisuales.
Una de las ventajas de ser guionista es que, cuando alguien te fastidia, puedes utilizar la venganza poética para liberar sentimientos negativos y fobias varias. Eso es lo que hizo el cineasta cubano Tomás Gutiérrez Alea (1928-1996) en su cuarto largometraje “La Muerte de un Burócrata” en 1966. Según él mismo confesara años más tarde:
Para delicia de los cinéfilos, Tomás Gutiérrez Alea rinde homenaje a sus cineastas favoritos y hace guiños a escenas y situaciones de películas de Luis Buñuel (Un Perro Andaluz), Harold Lloyd (la escena del reloj de Safety Last), Buster Keaton (transformando las “guerras de tartas” en “guerras de coronas mortuorias”), Charles Chaplin (Tiempos Modernos), las peleas de Laurel y Hardy… Lo que constituye un aliciente extra para decidirse a ver “La Muerte de un Burócrata”, un clásico del cine en español.
En la película 1984 lo llaman “crimen mental”, Goebbels –Ministro de Propaganda de Hitler- lo llamaba “ideológicamente incorrecto”, hoy día lo calificamos de “políticamente incorrecto”. En todos los casos se trata de lo mismo: de imponer el pensamiento único.
Winston piensa que un hombre debería tener el derecho a pensar que dos y dos son cuatro aunque el Gran Hermano asegure que son cinco. Y se pregunta cómo es posible dejar de ver la realidad por mucho que la Policía del Pensamiento se empeñe en ello: “¿Cómo puedo evitarlo? ¿Cómo puedo evitar ver lo que tengo delante de mis ojos?”
Escrito y dirigido por Basilio Martín Patino entre 1971 y 1973, el documental Queridísimos Verdugos es un viaje a la España Negra del subdesarrollo, el hambre, la miseria y el analfabetismo.
Queridísimos Verdugos relata las historias de algunos condenados a muerte. Todos ellos homicidas sin el glamour de las películas de Hollywood. Todos ellos pobres, analfabetos y primarios, tan víctimas como aquellos a los que quitaron la vida… todos excepto, quizás, El Jarabo: elegante, culto, atractivo, seductor, psicópata y asesino en serie.
Voces Inocentes es una historia tierna unas veces y dura otras, con momentos trágicos y violentos (como lo son todos los conflictos armados) pero que arranca, en ocasiones, la sonrisa provocada por unos críos que no pueden dejar de serlo aunque vivan entre la miseria y la guerra.
Protagonizada por Kevin Spacey y con David Fincher (director de La Habitación del Pánico, El Curioso Caso de Benjamin Button, La Red Social, etc.) como productor ejecutivo y director del primer episodio. Está previsto que la primera temporada de la serie conste de 26 capítulos de una hora con posibilidad de que dure varias temporadas más.
Con guión de Giovanni Bianconi, Stefano Bises y Leonardo Fasoli, L'Ultimo Padrino puede considerarse una secuela de Il Capo Dei Capi aunque ambas miniseries pueden verse de forma independiente.
Monsieur Verdoux (Charlie Chaplin, 1947) es un modesto empleado de banca al que la crisis económica ha enviado al paro. Cuida con amor a su esposa minusválida y enseña a su hijo a no ser cruel con los animales, a ser honrado y bondadoso.
Es cierto: Este asesino de mujeres no entiende por qué se le persigue ni por qué la gente se escandaliza tanto por sus crímenes. Piensa que es una reacción exagerada, que no se puede comparar a un asesino en serie con una matanza bélica: "Por un asesinato se es un villano; por miles se es un héroe. Los números santifican".
A aquellos de vosotros que aún no hayáis visto Crematorio, os la recomiendo. Y no sólo por su calidad sino porque es un fiel retrato de cierta España contemporánea, la España negra que ha provocado que cientos de miles de ciudadanos indignados acampen en las plazas de nuestras ciudades desde el pasado mes de marzo.
Carlos fue entrenado por los palestinos, colaboró con la STASI (policía secreta de Alemania del Este), tuvo pisos francos en varios países de la Europa Socialista, mantuvo tratos con ETA y trabajó para varios gobiernos árabes, como Síria y Libia, que le encargaban atentados y asesinatos en otros países previo generoso pago en dólares.