sábado, 3 de marzo de 2012

Francisco Boix, un Fotógrafo en el Infierno: Republicanos Españoles en el Campo de Exterminio de Mauthausen

“Francisco Boix, un Fotógrafo en el Infierno” (Francesc Boix, un Fotògraf a l’Infern) es el título de un documental escrito y dirigido por Llorenç Soler en 2001 que muestra, a través de la historia del fotógrafo catalán Francesc Boix, una pizca de lo que fue la experiencia terrible de miles de republicanos españoles en el campo de exterminio de Mauthausen.
Francesc Boix tuvo que cruzar la frontera entre España y Francia tras la derrota republicana en 1939. Tenía 19 años cuando conoció el exilio y 21 cuando entró en el campo de concentración de Mauthausen.
Los republicanos españoles habían sido calificados por los nazis como “presos cuyo retorno no interesa” y Boix y sus compañeros comprendieron pronto que salir vivos de Mauthausen era casi imposible, por lo que decidieron organizarse para conseguir que, al menos un puñado de ellos, sobreviviera para poder contar al mundo su historia.
El 22 de junio de 1941 crearon el clandestino Comité de Resistencia que tenía como objetivo salvar la vida de los más posibles mediante la solidaridad, el robo de comida y, sobre todo, intentando desplazar de los puestos de responsabilidad a los presos comunes alemanes.
Tardaron tiempo y muchos murieron en el intento pero, poco a poco, consiguieron introducir españoles en la oficina, la sastrería, la cocina, etc. El fotógrafo Antonio García fue destinado al departamento de identificación y Francesc Boix logró entrar en el servicio fotográfico del campo.
Bajo las órdenes de los SS, Boix realizó miles de fotografías de los eventos de Mauthausen, de la vida cotidiana en el campo y de la también cotidiana muerte. Por sus manos pasaban a diario numerosas pruebas de la barbarie y pensó que podría robarlas, para que sirvieran de testimonio en el futuro. Así lo propuso a sus compañeros.
El Comité de Resistencia consideró que valía la pena jugarse la vida por aquellas fotografías y rápidamente organizó su sustracción:
Francisco Boix debería realizar un cliché de más de cada foto que le fuera encargada y él y Antonio García las descolgarían por la ventana del laboratorio a una hora determinada. Bajo la ventana, esperaba otro español que llevaba el paquete con los clichés al barracón de desinfección, donde lo escondían otros compañeros hasta que podían pasárselo a los españoles que trabajaban en la carpintería y que iban ocultando los clichés en las molduras de las puertas.
El Comité de Resistencia era consciente de que no había ningún lugar lo bastante seguro para aquellas valiosas pruebas dentro del campo: tenían que pasarlas al exterior…
Como la mayoría de los alemanes en edad de trabajar se encontraba en el frente, muchos industriales alemanes y autríacos utilizaban mano de obra procedente de los campos de concentración. La empresa Poschacher era una de ellas. Estaba cerca del campo de Mauthausen y entre los prisioneros que eran enviados a trabajar allí, había un grupo de adolescentes (de entre 13 y 17 años) hijos de republicanos españoles y que habían sido hechos prisioneros junto con sus padres. Sus compatriotas adultos los llamaban “Pochacas” y pensaron en ellos para sacar los clichés del campo.
Los “Pochacas” no sólo aceptaron la misión con entusiasmo, además buscaron un lugar seguro para los clichés: contactaron con una mujer, la Sra. Pointner, miembro de la Resistencia que estuvo de acuerdo en esconder el paquete en un hueco disimulado del muro de su jardín hasta el fin de la guerra.
Y allí estuvieron los clichés hasta la liberación del campo de exterminio de Mauthausen en mayo de 1945, cuando Francesc Boix fue a recogerlo. Algunas de esas fotos sirvieron de prueba en los Juicios de Nuremberg y, gracias a ellas, se pudo demostrar la culpabilidad de algunos nazis que negaban su participación en el horror de los campos de concentración.
Lamentablemente, la salud del joven Francesc Boix había quedado quebrantada por su paso por Mautahusen y murió, con sólo 30 años el 4 de julio de 1951.
El documental "Francisco Boix, un Fotógrafo en el Infierno" nos cuenta esta historia a través de muchas de las fotos que el protagonista salvó, de imágenes de archivo y del testimonio de varios de aquellos republicanos españoles prisioneros, que arriesgaron la vida para que el mundo pudiera saber lo que pasó en el infierno del campo de exterminio de  Mauthausen.