martes, 17 de mayo de 2011

Ocaña, Retrato Intermitente: Pintor, Provocador, Teatrero Callejero...

"Yo soy un marginado, como las putas, como los chulos, como los maricones, como los ladronzuelos que roban motos... Aunque soy pintor, me puedo meter en su mundo. Me siento identificado con toda esa gente. Me encantan y me fascinan". Eso decía de sí mismo Ocaña en 1977, mientras acariciaba a su gato Enrique, en el documental dirigido por Ventura Pons.

Titulada Ocaña, Retrato Intermitente (Ocaña, Retrat Intermitent); la película empieza y acaba en la barcelonesa Plaza Real, donde vivía José Pérez Ocaña, pintor, provocador, travestido, ateo, devoto de la Virgen de la Asunción, libertario (o, como a él le gustaba decir: "libertataria"), teatrero callejero, rey de Las Ramblas, símbolo de la Barcelona libre y reivindicativa que tomaba las calles poco después del fin de la dictadura franquista...

El pintor nos habla de su infancia en su Cantillana (Sevilla) natal, donde muchos no le perdonaban que fuera homosexual y que ya se le notara cuando empezó a trabajar, a los diez años, en el campo:
"Anoche me sentía muy solo. No me dormí hasta que no sentí el amanecer porque la noche me da mucho miedo. Me gusta pero me da miedo. Me parezco a Isadora... Por la noche empiezo a recordar todas las cosas del pueblo: cuando me atascaba en el barro, cuando la gente me maltrataba con sus miradas y con sus lenguas. Todas las humillaciones sufridas allí... Recordaba también cuando me cogieron haciendo el amor con un crío y me publicaron por todo el pueblo y yo me refugiaba en una ermita cualquiera para rezar".

Cuenta que cada tarde, en su pueblo, paseaba hasta el cementerio: "Como andaluz, me fascinan los cementerios, las tumbas, los ángeles esos tan extáticos, las mujeres como lloran"...

"Todo eso es como una poesía, como tradición, como superstición... Y yo lo mezclo con mi pintura porque me recuerda las cosas de mi pueblo".

"Las fiestas, los casamientos, los bautizos, el entierro... todo eso es parte de mi pintura y parte de mi vida y por eso yo mezclo cementerio con alegría y con canto y con bautizos, con borracheras, con romerías y con folcklore".

Con un vestido de vivos colores y mantilla negra, Ventura Pons nos lo muestra en el cementerio, cantándole a García Lorca con desgarro.

Lo vemos vestido de mujer, junto a un ataúd en el que yace una muñeca hecha con pasta de papel y Ocaña grita y llora como una madre ante el cadáver de su hija... O recreando parte de una obra de los hermanos Alvarez Quintero...

Y en el Café de la Ópera, cantando "Yo Soy Esa" con los aires de una gran diva y tonadillera: "Soy la que no tiene nombre/ la que a nadie le interesa/ la perdición de los hombres/ la que miente cuando besa/Ya lo saben: yo soy esa".

O entonando una saeta desde su balcón, vestido de sevillana y con mantilla, en honor de una Virgen hecha con pasta de papel.

Y vemos sus pinturas y esculturas: Esas Vírgenes rodeadas de ángeles de vivos colores, las viejas enlutadas a la puerta de los cementerios o con macetas de geranios a sus espaldas, sus soles, sus flores...

Ocaña, Retrato Intermitente se estrenó en 1978. Cinco años después, en septiembre de 1983, Ocaña moriría tan inusualmente como vivió: durante una fiesta en su pueblo se disfrazó de sol con un traje de papel, tela y bengalas que él mismo confeccionó. Una de las bengalas ardió provocándole quemaduras que no le causaron la muerte pero originaron un debilitamiento de su organismo que hizo recrudecer una antigua hepatitis, a resultas de la cual falleció tres semanas después.

4 comentarios:

Piru dijo...

La verdad es que es una historia absolutamente bizarra, me sorprende que Almodóvar no se haya interesado en el personaje, porque creo que contiene todos los elementos necesarios para desarrollarse en su universo particular.
Por cierto que tenemos peli de nueva de él en septiembre, y parece que se han filtrado unas imágenes apetecibles.

La Guionista Reflexiva dijo...

Hola, Piru:

Creo que tienes razón, que Almodovar sería un director que podría llevar a buen puerto una película sobre Ocaña.

Almodovar entendería bien el imaginario ancestral del pintor que a mí me parece un universo muy rico y fascinante.

Saludos.

ces dijo...

me encanta el documental! Creo que Almodóvar homenajea a Ocaña a saco. Ha mamado de él (ya me entendéis). Se ven los puntos en común; la atracción por los personajes marginados, el rechazo al pensamiento retrógrada y al macho alfa y al mismo tiempo, ¡la fascinación por el costumbrismo provinciano! Las amas de casa marujeando, Lorca, el teatro, las prostitutas. Es como la Agrado de Todo Sobre mi Madre, con ese cinismo herido, ese coraje de al que han atormentado y hecho pasar un infierno.

Dicen las malas lenguas que lo del sol lo hizo a propósito, como acto poético autodestructivo o algo así...

Olé Ocaña. Sin embargo, Ventura, últimamente, no me gusta tanto.

Tengo ganas de ver la nueva de Almodóvar, creo que es de ciencia ficción, ¿no?

un abrazo!
césar, el anónimo(o sale mi nombre?).

La Guionista Reflexiva dijo...

Pues, sí, César: Como puedes ver sale tu nombre pero gracias por asegurarte. Bienvenido al blog.

A mí me parece que no es que Almodóvar homenajee a Ocaña sino que a ambos les gusta nuestra cultura más popular y ancestral y saben verle las muchas posibilidades que tiene.

Seguramente Almodóvar conoció, si no personalmente al menos a través de los medios, a Ocaña pero yo diría que a Pedro Almodóvar lo que le ha influído de verdad (y forma parte de sí mismo) es la gente de su pueblo, de su familia y de los barrios obreros de Madrid cuando se trasladó a la capital. Lo mismo que a Ocaña le influyeron su familia y su pueblo.

Y a ver cómo se la arregla Pedro en los terrenos de la ciencia ficción... Seguramente lo hará tan bien como siempre.

Saludos.