lunes, 4 de julio de 2011

El Cochecito: Ternura y un Poquito de Crueldad

El Cochecito, es una comedia negra con toques de humor del absurdo, bastante ternura y un poquito de crueldad.

Su argumento es el siguiente:

Cuando Lucas (José Álvarez "Lepe"), un jubilado paralítico, cambia su tradicional silla de ruedas por un cochecito de minusválido con motor, conoce a otros discapacitados "motorizados" con los que empieza a salir y deja un poco abandonado a su mejor amigo, Don Anselmo (José Isbert).

Don Anselmo comprende que, si quiere que el grupo de discapacitados le acepte, tendrá que dejar de caminar por su propio pie y comprarse un cochecito como los que ellos usan; a lo que la familia del anciano, lógicamente, se opone.

Así empieza una "batalla" sin cuartel entre Don Anselmo y su familia que durará hasta el final del film.

Siempre he pensado que las películas del Neorrealismo Italiano y el mejor cine español de los cincuenta y los sesenta (Berlanga, Bardem, Buñuel, Forqué, Fernán Gómez, etc.) son intercambiables porque ambas cinematografías muestran realidades muy similares y personajes parecidos.

La diferencia está en que si Berlanga o Buñuel hubiesen dirigido Ladrón de Bicicletas esta habría sido una comedia negra. Y si Rossellini o De Sica hubieran dirigido El Verdugo o Plácido las habrían convertido en tragedias.

Quizá por eso la unión entre el director italiano Marco Ferreri y el guionista español Rafael Azcona dio dos de las más ingeniosas películas del cine español: El Pisito (1958) y El Cochecito (1960). Dos comedias negras basadas en las desgracias de los personajes.

El Cochecito es una adaptación de uno de los relatos del libro Pobre, Paralítico y Muerto de Rafael Azcona.

Era el segundo guión que escribió Rafael Azcona (su opera prima, y la de Marco Ferreri, fue El Pisito) y algunos lo tachan de desigual.

Esto se debe a que Azcona y Ferreri se saltaron una de las reglas básicas de escritura cinematográfica: la de ir directo al grano y no escribir ni una escena, situación o réplica que no haga avanzar la acción o no dé información necesaria para la historia.

Ese es uno de los motivos por los que me gusta El Cochecito. Por todas esas escenas, situaciones y diálogos innecesarios, desde el punto de vista de la construcción dramática, pero que dan ambiente y color a la película.

Me refiero a esos personajes que aparecen antes o después de lo realmente importante de las escenas: Los dos frailes que llegan a la casa una de las veces que sale Don Anselmo, la vecina y su gallina, la conversación con la familia de Lucas, al principio de la película, cuando Don Anselmo va a buscarle a la vaquería...

Hay secuencias que se podrían suprimir y la pelicula ganaría en ritmo pero perdería encanto: la comida en casa de la marquesa, la conversación de Don Anselmo con el señor que espera a que su hijo le atienda en el despacho...

El Cochecito tiene algo muy característico del buen cine español de la época que hace que uno pueda ver esas películas varias veces descubriendo siempre cosas nuevas: Hay muchas escenas en las que, mientras en primer término sucede algo que hace que la historia avance, en segundo plano tiene lugar una escena paralela con su propio argumento.

Por ejemplo: Mientras Don Anselmo habla con su hijo y su nuera en la habitación de estos, vemos en la cocina -a través de la puerta abierta- a su nieta (Chus Lampreave) y al novio de esta (José Luis López Vázquez) desayunando y manteniendo una conversación que podemos seguir si dejamos de centrarnos en la principal.

O cuando el grupo de discapacitados espera a Don Anselmo en la calle para ir de excursión:

La escena empieza con Lucas explicando por qué tienen que esperar a Don Anselmo que viene en autobús y, a la vez que este diálogo sigue entre varios personajes, pasa a primer término la charla entre Julita y su novio.

Ambas conversaciones se mantienen al unísono (el espectador debe elegir cuál de las dos sigue) hasta que llega Don Anselmo y mientras, al fondo, aparecen las niñas de un colegio con las monjas que les acompañan.

Una vez han salido niñas y monjas de cuadro y Don Anselmo y sus amigos se marchan, la cámara nos mantiene en el mismo lugar donde ahora vemos un autocar al fondo y oímos una discusión entre varios pasajeros y el conductor.

En cuanto a los diálogos... La gracia de los chistes de Rafael Azcona reside más en la manera de hablar de sus personajes y en el uso de expresiones coloquiales que en los chistes en sí.

Bueno... y en lo absurdo de ciertas réplicas. Como en el momento en que el hijo de la marquesa se empeña en jugar con una enorme langosta muerta y Don Anselmo le comenta: "Es un animal muy cariñoso... Muy cariñoso y muy inteligente. Yo domé una..."

O cuando el dueño de la tienda de aparatos ortopédicos dice a Don Anselmo. "¿Que se le anquilosan las piernas? ¡Mejor! Si en el año 2000 nadie va a utilizar la piernas... Salvo los futbolistas, claro".

18 comentarios:

Manuel Márquez dijo...

No he visto El cochecito, compa Guionista, pero sí El pisito, que me parece una de las pelis más vitriólicas del cine español de todos los tiempos, una muestra de cómo se las gastaba el amigo Azcona tejiendo historias con una mala baba impresionante, convenientemente "camufladas" bajo esa capa de humor un tanto tierno y naif con la cual conseguía hacerlas parecer otra cosa bien distinta. Un genio, un maestro...

Un abrazo y buena semana.

La Guionista Reflexiva dijo...

Completamente de acuerdo, amigo Manuel, en lo de genio y maestro:

Rafael Azcona es el mejor guionista español a mucha, pero mucha, distancia del que pueda ser el segundo.

También estoy de acuerdo en lo que dices de El Pisito, que es un guión bastante más concentrado y mejor estructurado que El Cochecito.

Y, sí, Azcona tenía mala baba debajo de su ternura y su humor. No sé si hoy día (con tanta corrección política y tanta tontería) se hubiera podido rodar El Cochecito sin censurar antes alguna de sus escenas...

Un abrazo.

Piru dijo...

Me parece genial tu comparación entre el neorrealismo italiano y ese "costumbrismo" español de los Azcona, Bardem, Berlanga, etc. Yo también pienso que son sorprendentemente miméticos, los dos por igual, pero sin duda me decanto por el humor inteligente de nuestro querido Berlanga. No todo en al vida van a ser desgracias. Sin duda este género y los secundarios de altura son la gran aportación del cine español. Un legado que no conviene perder.

un abrazo guionista!

La Guionista Reflexiva dijo...

Yo también me quedo con nuestro Berlanga, Piru, y con todos los guiones que escribió Azcona.

Fíjate que la situación precaria del protagonista de Ladrón de Bicicletas es muy parecida a la del pobre Plácido con sus problemas para pagar la letra de su vehículo y, mientras que con la película italiana nos conmovemos, con Plácido nos reímos.

Eso es lo que me encanta de la comedia negra española: su crueldad con los personajes heredada, sin duda, del esperpento valleinclanesco.

Un abrazo.

Cinemagnific dijo...

Adoro esta peli. Ternura, crueldad y maestría. Me encanta. Inolvidable.

La Guionista Reflexiva dijo...

Sí, Cinemagnific:

Inolvidable y entrañable. Como lo es su protagonista, José Isbert, el abuelo adoptivo de todos los cinéfilos españoles.

Saludos.

Emilio José Pazos Brenlla dijo...

Quizás España es donde mejor vía se le puede dar vida a este tipo de humor negro. Isbert se merece un gran aplauso y homenaje del cine español.
Un saludo.

La Guionista Reflexiva dijo...

Un saludo, Emilio.

Fernando R. Genovés dijo...

Yo tampoco me canso nunca, Guionista, de revisionar esta ácida historia sobre la soledad vista desde el humor negro. Cierto es que en este filme puede comprobarse perfectamente el encuentro entre el cine español y el italiano de la época. Pero, opino que el mutuo contacto no se circunscribe a este título (ni siquiera a la "pareja" que forma con "El pisito") ni a una corriente concreta, como es el Neorrealismo. El cine de Steno, Comencini, Monicelli, influye mucho en el cine español, y no estoy seguro que pueda encuadrarse en la "escuela" neorrealista.

Salucines

La Guionista Reflexiva dijo...

Es cierto, Fernando:

He simplificado mucho. Creo que, en general, el cine español y el italiano tienen mucho en común porque lo tienen nuestras culturas.

También tiene que ver con la manera de enfocar las historias que tienen los guionistas de ambos países:

Mientras los anglosajones suelen dar más importancia a la trama y los europeos del norte al tema, españoles e italianos dan más importancia a los personajes.

Muchas de nuestras mejores películas empiezan con unos personajes muy bien construídos a los que, luego, se les busca una trama que sirva como excusa para mantenerlos unidos y en movimiento a lo largo de unos 100 minutos.

Saludos.

Anónimo dijo...

estas peliculas me traen buenos recuerdos, gracias.

La Guionista Reflexiva dijo...

Gracias a tí, Pepe, por la visita.

Saludos.

Anónimo dijo...

la verdad es que te visito mucho.es un blog buenisimo. y ahora que estoy de vacaciones mas.

La Guionista Reflexiva dijo...

Pues repito lo dicho, Pepe:

Muchas gracias.

Saludos.

Edertano dijo...

Parece un drama interesante, o por lo menos has descrito muy bien la película. Otra a tener encuenta.

Saludos Guionista y un +1 de Google.

La Guionista Reflexiva dijo...

Gracias, Edertano.

Saludos.

Unknown dijo...

Me gusta tu punto de vista para el análisis. Un abrazo cordial.

La Guionista Reflexiva dijo...

Gracias, Lobo.

Un abrazo.